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jueves, 6 de noviembre de 2014

Antología de la corrupción

Serrat en 1973, cuando soñaba con otro país. (Cartel de un concierto en México).
  
CUARTO CRECIENTE
Diario de León, Jueves 6 de noviembre de 2014
 
Leo una entrevista con Joan Manuel Serrat, icono de la canción de autor en los años setenta, bandera de un tiempo muerto. «El proyecto de la Transición se ha desmoronado», dice el titular escogido por el periodista. Y en la foto que ilustra el texto aparece el cantante serio y envejecido, quizá cansado, a punto de iniciar la promoción de su último disco.
 
Son cincuenta canciones de su repertorio de siempre. Nuevas versiones. Duetos. Un repaso a medio siglo sobre los escenarios que ha titulado Antología desordenada. Aquel Serrat que renunció a Eurovisión porque no le dejaban cantar en catalán, el Noi de Poble Sec que fue emblema de la Nova Canço, se tuvo que exiliar a México cuando criticó las últimas condenas a muerte del franquismo y no regresó hasta después de la muerte del dictador. «Había un sueño colectivo», dice de la Transición, de los cambios que trajo. «Una esperanza compartida en que el país pudiera avanzar». Y reconoce que «ese proyecto se ha desmoronado, carcomido desde dentro».
 
La carcoma tiene nombres. Demasiados. Algunos muy cercanos a nosotros, aferrados a las instituciones como garrapatas. Durante años.
 
No son casos aislados. Púnica, Pokemon, Bárcenas, Guerra, Pujol, Filesa, Eres, Noós. No son versos sueltos ni canciones desordenadas. Gürtel, Palau, Roldán, Campeón, Malaya, Palma Arena, tarjetas Black, Marbella. Son eslabones de una cadena que ahora está a punto de romperse.
 
Y todos tienen la misma letra. Todos suenan igual. Son la herencia de una forma de hacer las cosas; la del tres por ciento. La del saqueo de lo público y el gasto desordenado, los concursos sin publicidad y los procedimientos negociados. Hasta el Tribunal de Cuentas, que debía velar por la legalidad de los presupuestos, ha sido un nido de nepotismo durante estos años.
 
Había un sueño y nos hemos despertado. Y no podemos esperar que hagan limpieza quienes por acción o por omisión, porque pusieron la mano o miraron para otro lado, están empozoñados en la misma mierda.

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