Buscar este blog

viernes, 15 de noviembre de 2013

Gringo viejo

"Liberación del peón". Mural de DIEGO RIVERA
CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves, 14 de noviembre de 2013

Le llamaban el amargo Bierce (Bitter Bierce, en inglés) y desapareció en México durante la revolución.

Bitter Bierce, que tenía cumplidos los 71 años, dejó esto escrito en una carta: Si oyes que fui llevado ante un muro mexicano y fusilado hasta convertirme en harapos, comprende que para mí, esa sería una excelente manera de dejar esta vida. Es superior a la vejez, a la enfermedad, o a caerse por las escaleras de la bodega. Ser gringo en México... eso sí es eutanasia.

Autor de El Diccionario del Diablo, una colección de definiciones sarcásticas, Ambrose Bierce fue uno de los periodistas más cínicos de los Estados Unidos. También fue escritor de relatos de terror, muchos de ellos ambientados en la Guerra de Secesión. Por algo había participado en batallas tan sangrientas como las de Shilo, Chikamagua y Chatanooga, donde debió descubrir la parte más amarga de la realidad.

En octubre de 1913, Bierce dejó la comodidad de su domicilio en Washington DC para visitar por última vez los campos de batalla donde había combatido cincuenta años antes. Dos meses después, sin embargo, estaba en El Paso y cruzaba la frontera con México, donde acababa de estallar una revolución. En Ciudad Juárez, se unió al ejército de Pancho Villa como observador y su rastro se pierde en Chihuahua. A partir de aquí todo es leyenda, aunque está documentado que un gringo viejo murió en la batalla de Ojinaga, el 11 de enero de 1914. Y en Sierra Mojada, circuló durante años la historia de que a un escritor yanqui lo habían fusilado en las tapias del cementerio.

En cualquier caso, Bitter Bierce debió conseguir lo que buscaba; desaparecer sin caerse por las escaleras de la bodega. Y de paso, ser el protagonista de la novela de su vida. En 1985, el escritor mexicano Carlos Fuentes publicaba Gringo Viejo y convertía su desaparición en un best-seller. Fuentes transformaba por fin a Bierce en un personaje de ficción y ponía en su boca una frase amarga: Hay una frontera que sólo nos atrevemos a cruzar de noche: la frontera de nuestras diferencias con los demás, de nuestros combates con nosotros mismos.

Y me lo imagino cruzando la frontera con México. Buscando que alguien le mate para no morir de viejo.

El teniente Ambrose Bierce, con el uniforme azul de la Unión
Dibujo de TOM REDMAN


UN CUARTO MENGUANTE QUE SE VUELVE CUARTO CRECIENTE


Los lectores de este blog ya han leído este artículo en una entrada del pasado año bajo el epígrafe de Cuarto Menguante, las columnas que no aparecen en Diario de León. Se cumplen cien años desde que Bitter Bierce cabalgaba en México junto a Pancho Villa, quien sabe si a la búsqueda de un pelotón de fusilamiento, y me apetecía que este texto también apareciera en el papel del periódico. Sin duda, llegará a más gente...

Y sobre el mural de Diego Rivera que ilustra esta entrada, puedo decir que lo he visto en la pared donde el artista lo pintó. Y esa sí fue una frontera que me atreví a cruzar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario