Buscar este blog

sábado, 1 de diciembre de 2012

Incendiarios

Sello uruguayo

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 27 de septiembre de 2012

El fuego comenzó cerca del cementerio y de la carretera, y el viento, que soplaba del sur, lo fue acercando al pueblo. A las cuatro y veinte de la tarde, alguien alertó por teléfono a los servicios de emergencia. Decía que las llamas comenzaban a cercar la aldea. Había miedo.

Pereda de Ancares sufrió el pasado fin de semana el peor incendio del verano en el Bierzo. Quienes estuvieron allí me cuentan que el fuego, que ha calcinado 650 hectáreas, hubiera sido imparable si no hubieran llegado las lluvias. La Junta de Castilla y León decretó el nivel dos de alarma, volvió a movilizarse a la Unidad Militar de Emergencias, medios aéreos. Otra vez.

Y ahora, perdónenme si les hablo de mí. Quienes me conocen saben que antes de ser periodista yo apagaba incendios forestales durante los veranos. Con eso y una beca —de las de antes— me pagué los estudios universitarios. Así que he pisado monte, he subido cuestas con un extintor (de esos que parecen sulfatadoras), he tirado de manguera, y he pasado alguna noche tratando de que el fuego no devorara un pinar o no se acercara a una aldea como la de Pereda de Ancares. Es algo de lo que me siento particularmente orgulloso, aunque no dejaran de pagarme un sueldo por ello.


Cartel oficial de una brigada contra el fuego.

Comprenderán que me duela especialmente que la persona que provocó el incendio en Pereda —porque la Junta no tiene ninguna duda de que detrás del fuego está la mano del hombre— haya tardado exactamente una semana en quemar el monte, después de que este periódico informara de que el verano se acababa sin ningún fuego de relevancia en Los Ancares. Y el texto lo firmaba yo.

Ustedes pueden discutir ahora si el artículo era oportuno, igual que pueden opinar si es responsable publicar caricaturas de Mahoma. Nos va en el sueldo. Pero el problema de fondo seguirá siendo que en Los Ancares, —donde el alcalde de Candín advertía en ese mismo artículo de que podía haber un incendio en cualquier momento— o en Castrocontrigo, o en el Pajariel, haya tipos tan podridos como para quemar el monte, lean o no lean los periódicos donde se habla de ellos. Incendiarios. A ver si se los lleva la lluvia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario