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lunes, 11 de junio de 2012

PerioDigno

Del blog Juanblan.co

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 7 de junio de 2012

Hoy el cuerpo me pide hablar de nosotros. De ti y de mí, que siempre hemos escrito en el mismo periódico y somos dos privilegiados porque tenemos un salario digno a final de mes. De ti y de mí, y de él, que va con la cámara de televisión al hombro, y de ella, que lleva un micrófono. De todos. Escribamos en papel o en un soporte digital.

Hoy me pide el cuerpo —y el corazón, perdona si te parece ñoño— hablar sobre todo de los que ya no escriben, ya no graban, ya no cuentan nada, ya no hacen fotos, porque ya no tienen un periódico, ni un canal de televisión, ni una emisora de radio que les respalde, porque han perdido su trabajo.

No me quiero olvidar de los que tienen empleo, pero cobran con retraso. O reciben un sueldo precario, le dedican horas a este oficio, y ven cómo se resienten sus relaciones personales, sus vínculos familiares, sin lograr que se reconozca su trabajo.

Tú y yo nos metimos en esto por vocación. Porque entendemos el periodismo como un compromiso con los lectores, o con los oyentes, o con los telespectadores. Sabemos que el derecho a la información no es nuestro, es suyo; de los que nos leen, de los que nos oyen, de los que nos ven por televisión.


En el edificio Botines de León, el 3 de mayo.
Foto de CAMPILLO

Estudiamos una carrera universitaria y bregamos a diario con el intrusismo profesional. Con la baja consideración social, en algunos casos. Con el desdén de determinados políticos, que nos miran con suspicacia porque les gustaría controlar cada coma que escribimos junto a sus palabras. Esa es su idea de la democracia.

Sabes que suscribo lo que ha dicho más de un compañero frente al edificio de Botines, detrás de una pancarta —¡periodistas, por primera vez, detrás de una pancarta!— que reclamaba un oficio digno. «Sin periodistas, no hay periodismo. Y sin periodismo, no hay democracia».

Estamos en todas las huelgas. Hablamos de todas las protestas. Recogemos todas las quejas. Y nunca hablamos de nosotros. Hoy, por desgracia, la noticia también somos nosotros, los periodistas. Los seis mil periodistas que han perdido su empleo en toda España. Ya va siendo hora, compañero, de que lo contemos

domingo, 10 de junio de 2012

El entierro


La luz al fondo del túnel (desconozco al autor de esta fotografía)

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 31 de mayo de 2012

No hay neumáticos ardiendo. Ni llueven pelotazos de goma. Se escuchan algunos petardazos, pocos. Y no hace falta que los antidisturbios echen a correr detrás de los mineros en huelga. Basta que aparezcan en sus furgonetas para que el piquete levante el corte del tráfico en la Autovía del Noroeste sin mayores aspavientos.

Sucedió ayer en el acceso a la A-6 desde San Román de Bembibre, un punto sensible donde confluyen todas las huelgas del carbón. Durante dos horas y tres cuartos, dos centenares de mineros del Bierzo Alto y de la cuenca de Fabero-Sil, los más concienciados de entre los últimos que quedan en el tajo, se plantaron en el asfalto para hacer lo que hacían sus padres cuando veían que su futuro estaba en el alambre: cortar la carretera.

A los cinco minutos de interrumpir el tráfico, comienza la liturgia de todas las huelgas mineras. «Yo los apoyo a muerte», dice un trabajador del servicio de mantenimiento de la autovía, vestido de amarillo fosforito. Más de un camionero, sin embargo, calla su contrariedad o se queja por lo bajo. Y en la glorieta de la N-VI, paralela a la autovía, el conductor de un turismo se atreve a reprochar a los manifestantes que no le dejen pasar. Al final se calla y da marcha atrás, antes de que le quiten las llaves del coche.

Un sindicalista hace unas declaraciones encendidas en medio del carril cortado. Acusa al Gobierno de dinamitar la Comisión de Seguimiento del Carbón, usa la palabra exterminio para referirse al cierre de las minas, al final de una forma de vida. Y también ironiza sobre el dinero que el Estado quiere inyectar en Bankia, sobre las indemnizaciones que reciben los banqueros, y se le llena la boca de agravios.

El sol pega en la nuca de los que no llevamos gorra. Un minero saca un teléfono móvil y fotografía a un cámara de televisión. «Es para subirla al Facebook», le explica. Y antes de que pasen las dos horas y los tres cuartos y aparezcan los antidisturbios, vestidos de luto riguroso, para disolver la protesta, el coche de una funeraria pide que le abran paso en medio del atasco. «Ese ya no tiene prisa», grita un minero, jocoso. Y es entonces cuando me doy cuenta de que estamos en un entierro.

Del blog escanciadordemieres.blogspot.com



(Escrito después de cubrir uno de los primeros cortes de la A-6 por mineros en huelga).

miércoles, 6 de junio de 2012

Al garete


Mineros. Pintura de MANUEL L. ACOSTA


CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 24 de mayo de 2012

Cosas que hacen que un país se vaya al garete.

Tener 20 años, volver de una discoteca y pasar 20 horas retenido en una Comisaría porque te han confundido con un manifestante del 15 de mayo.

Tener 20 años, ser un manifestante del 15 de mayo y pasar 20 horas en la misma Comisaría de antes porque te has atrevido a protestar en la calle.

Tener 20 años, ser universitario, quedarse en casa o en una discoteca y no protestar por temor a que te detengan.

Tener 40 años, ser minero, vivir en el Bierzo y descubrir que aún encerrándote en un pozo, el Gobierno no considera al carbón un sector estratégico.

Tener una edad cualquiera, no ser minero, vivir en el Bierzo, o en la provincia de León, y creer que el cierre de las minas no te afecta.

Ser empresario, o querer serlo. Tener una idea. No tener todo el dinero necesario para desarrollarla y crear empleo. Y darse cuenta de que los bancos nunca te concederán un crédito.

Ser inmigrante. Haber venido de muy lejos para quedarse y tener que marcharse porque te despiden del trabajo.

Tener una hipoteca, no poder pagarla y ver como el banco no sólo se queda con tu casa, sino que además te embarga.

Del blog abocetadas.blogspot.com


Ser político con altas responsabilidades. Aceptar regalos, aunque sólo sean unos trajes, de personajes interesados en obtener algo a cambio. Y salir indemne.

O ser juez y cargar al erario público los gastos de una veintena de viajes de placer sabiendo que es muy difícil que alguien se atreva a condenarte por ello.

Ser presidente del Gobierno, no escuchar las quejas de los ciudadanos. Anteponer el déficit al empleo, la deuda al crecimiento. Y nacionalizar un banco antes que un sector como la minería, que, repito, debiera ser estratégico.

Tener 38 años, ser periodista, escribir esta columna de opinión y no ser capaz de convencerle a usted, lector de Diario de León, de que el Bierzo se va al garete, la provincia se va al garete, el país se va al garete, y el mundo lleva tantos años en el garete que o reaccionamos o el garete —ese lugar a donde se van todas las cosas que se pierden— se va a convertir en nuestra casa permanente.


Los ocho mineros de Uminsa encerrados desde el 21 de mayo en el pozo de Santa Cruz del Sil
FOTO reproducida por El ideal gallego.

EN VOZ ALTA, BAJO LA MINA

Tengo que contarlo aquí. Los ocho mineros encerrados en el pozo de Santa Cruz del Sil para protestar por el recorte en las ayudas al carbón, que condena a muerte a los últimos restos del sector, leyeron esta columna de opinión en alto. Al día siguiente, cuando me tocó cubrir para mi periódico el encierro, bajando a la mina en medio de una (nutrida) comitiva de periodistas (y parecíamos un circo), uno de ellos me preguntó si era yo el que había escrito lo del garete. Le respondí que sí. Y me contó que les había dado mucho ánimo.

A mí también, saberlo...