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martes, 27 de diciembre de 2011

Estómagos

Dibujo de RICARDO MARTÍNEZ

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Jueves 22 de diciembre de 2011

Mariano Rajoy se deja fotografiar con la cartera de presidente. Apunta el nombre de sus ministros en un cuaderno azul. Luego lo esconde en el fondo del maletín oficial, para que nadie sepa lo que pone antes de tiempo. Y desquicia a los ministrables.

Mariano Rajoy sonríe satisfecho. Un enjambre de fotógrafos le rodea en el hemiciclo del Congreso. Es el hombre del día. El hombre de los enigmas. Y nadie sabe a ciencia cierta su receta contra la crisis. Debe ser demasiado dolorosa. Debe doler hasta en el cielo de boca. Sólo sabemos que no habrá prejubilados, que seremos un país sin puentes, lleno de recortes, salvo para las grandes fortunas, que no pagarán impuestos especiales.

Quizá tema la reacción de los mercados. O la de la calle. Quizá tenga miedo de un estallido social si alguien lee lo que ha escrito en su cuaderno azul antes de tiempo. O le quite el sueño la posibilidad de no agotar la legislatura y que un tecnócrata ligado a Goldman Sachs le robe la cartera (de presidente). Eso también habría que preguntárselo. Pero Mariano Rajoy, que fue registrador de la propiedad en Villafranca del Bierzo y debe tener una mente muy ordenada, ha empezado su presidencia sin admitir preguntas en las ruedas de prensa.


Rajoy, en el Congreso, con la cartera de presidente. (Foto. Emilio Naranjo. EFE)

Yo le preguntaría qué libros le han marcado. Si no recordara ninguno, como le sucedió al candidato del PRI a la presidencia de México, échense a temblar. Si respondiera que Lectura insólita de El Capital, échense a temblar también.

Yo acabo de empezar La insoportable levedad del ser y me dan ganas de desaparecer del mundo una temporada para no tener que leer que el nuevo Gobierno se le ha indigestado a los descartados del PP. Que el PSOE vive sumergido en un mar de especulaciones sobre su liderazgo. Que los nacionalistas vascos se están preguntando si el titular del Interior será capaz de lidiar con el final de ETA. Y que los de la ceja están preocupados porque el Ministerio de Cultura se ha fusionado con el de Educación y seguramente quedará relegado a una Secretaría de Estado. La cultura cotiza a la baja, advierten. La cultura no interesa. Y me acuerdo de lo que decía Lorca. En los estómagos vacíos, no hay lugar para la poesía.

En los agradecidos, tampoco.

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