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jueves, 3 de febrero de 2011

Orines y cal

Chimeneas de la térmica de Endesa en Cubillos,
cuando escupían humo. (Foto: bierzonatura.blogspot.com)

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Martes 1 de febrero de 2011.

Sucedió hace más de cien años. Un bichito de apenas un milímetro de longitud, que se reproducía con la misma voracidad con la que se alimentaba de la savia en los viñedos, acabó en pocos años con la forma de vida de nuestros bisabuelos.

Llegó de América. Se comía las raíces de las cepas. Secaba las vides. Y nadie sabía como frenarlo. No sirvieron de nada los remedios milagrosos, como la mezcla de orines y cal untada en el tronco de las vides; ni los caros, como las inyecciones de sulfuro disuelto en agua. La sociedad agraria entró en crisis. Y los hierros de Bilbao, que cerraron las fraguas, la utopía de la nueva Vizcaya, que el ingeniero Julio Lazúrtegui imaginó para el Bierzo -de todo aquello ya solo queda una plaza-, y el carbón -del que dentro de poco tampoco quedará nada- enterraron para siempre el mundo rural de nuestros mayores.


Grabado de principios del siglo XX sobre la construcción del Canal de Panamá.
(periodismosinfronteras.com)

Antes de que el Bierzo encontrara la solución en la mina y los injertos, la filoxera dejó sin trabajo a miles de jornaleros. Eran los primeros años del siglo XX y los que no se resignaban a malvivir en esta comarca de caciques, se embarcaban para América, y haciendo el camino inverso al de la plaga, se ponían a trabajar como peones en las obras del Canal de Panamá o en las del metro de Nueva York. Se hacían taxistas en la Gran Manzana. O se ganaban la vida como podían en Buenos Aries o en La Habana.

Cien años después nos invade otra plaga. La causan diminutas partículas de CO2 que envenenan el aire como a la vid, la filoxera. Está en todas partes. La escupen los coches. La liberan las chimeneas de las centrales térmicas y es tan dañina que ha convertido al carbón autóctono en un combustible proscrito, imposible de tolerar en un mundo dominado por la rentabilidad y amenazado por el efecto invernadero. Y aunque el Gobierno está invirtiendo millones de euros en ponerle freno, resulta igual de esquiva que el bichito alado que tanto daño le hizo a las viñas de nuestros bisabuelos.


La planta de oxicombustión que la Ciuden construye en Cubillos.
Foto: ecobierzo.org

Al CO2 quieren atraparlo, secuestrarlo e inyectarlo en el suelo, como hacían con el sulfuro en los viñedos. Pero no van a llegar a tiempo. Ya lo sabemos. Las minas cerrarán antes. Las térmicas dejarán de contaminar por falta de actividad. Y ni siquiera tenemos la certeza de que al final, el remedio que están investigando para despertarlas no vaya a tener el mismo efecto que aquellos ungüentos de orines y cal.

3 comentarios:

  1. La filoxera afecta también a las páginas en blanco, a las cajas aún vacías y los titulares que aún no hemos puesto. También tendremos que irnos a abrir agujeros en el suelo, a recorrer las calles en taxi y a avanzar con los que quieran hacerlo.
    Voto por meter en la maleta la libreta favorita y el lápiz más afilado y perdernos a escribir sobre las gaviotas en la isla más oculta de las Cícladas griegas.
    Es que hoy tengo un día tonto.

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  2. Voto por lo mismo. Hacer la maleta y dejar atrás todos los titulares que hemos puesto y los que no nos dejaron poner.

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  3. Ana, no vi gaviotas en las cícladas...sólo sirenas...y , para estas, sobran papel y lápiz, sólo escuchar...algo que hacemos sólo regular en estos días...

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