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jueves, 16 de diciembre de 2010

Revoluciones


Del comic de Yslaire Revolución Revolución. Tercer tomo de la serie Sambre.

CUARTO CRECIENTE
Diario de León. Martes, 14 de diciembre de 2010

El carbón caduca. Consumir preferentemente antes de 2018, dice la etiqueta que le ha puesto la Unión Europea. El carbón caduca y ni la oxicombustión, ni el almacenamiento geológico de las emisiones llegarán a tiempo de salvarlo. El ambicioso proyecto de la Fundación Ciudad de la Energía para investigar su combustión limpia en las centrales térmicas no será la solución, aunque hasta hace bien poco, el presidente del Gobierno se haya esforzado por hacernos creer todo lo contrario.

El carbón se muere. Nadie puede negarlo. Alguien podría pensar que hay cosas más importantes. Que es un sector anticuado y no se debe apostar por extraer el mineral de nuestras cuencas cuando se puede traer en barco, más barato. Vivimos en un mundo global, donde la economía está por delante de la moral. La rentabilidad es un valor de referencia. Y el dinero no tiene ética.
El carbón se apaga. Nos espera el gas natural y las energías renovables. Molinos de viento en los montes, asustando a las aves rapaces. Saltos de agua. Y quién sabe si una vuelta a la energía nuclear. A este lado de las cuencas mineras, el paisaje puede ser sobrecogedor y el invierno muy largo. Nos aguardan minas cerradas. Bocas tapiadas. Cielos abiertos. Prejubilados de cuarenta años. Otra vez.

Primeros pasos de la Segunda Marcha Negra. Fotografía de ANA F. BARREDO

El carbón desaparece. Y no nos quedan balas para defenderlo. Ya quemamos las naves al acabar el verano. Nos inmolamos sin obtener ningún resultado fiable y hay que darles la razón a los que decían que la protesta de septiembre fue precipitada, una explosión social controlada por la patronal.
El carbón está condenado. Y no sirven de nada las huelgas tradicionales, ni los encierros voluntarios en la mina, ni los orquestados, ni las marchas negras, que se extienden por la carretera, pero no conducen a ninguna parte.

Mayo del 68. Una de las imágenes convertidas en icono de la protesta que más se repiten en la blogosfera.


El carbón está acabado y es una lástima que los mineros no sepan informática, como los hackers que estos días defienden a Wikileaks del acoso de las multinacionales del crédito y de la presión del Gobierno norteamericano, burlado en sus secretos más íntimos. Hoy las revueltas no se libran en la carretera, quemando neumáticos, ni en la calle, arrojando adoquines contra la policía, como en Mayo del 68, o corriendo delante de los grises en los campus. Hoy la revolución se hace detrás de los teclados y los héroes son Anonymous.

Los hackers de Anonymous ha adoptado la imagen justiciera del comic

1 comentario:

  1. Se pierde el carbón, se pierde la dignidad y hasta la paciencia. Hagamos la revolución desde el teclado, o con el teclado, y con él empecemos a aporrear a quienes quieren acabar con todo menos con lo suyo.
    Ana

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